Según informa Andrea Núñez en el diario digital Nortes (pinchar aquí) , casi el 25% de los suelos en Langreo son baldíos industriales, es decir, una cuarta parte del suelo urbano de los distritos de La FelgueraLada y Barros, sobre todo, son terrenos que están abandonados y contaminados en gran parte. Probablemente no exista en España un espacio tan elevado de baldíos industriales hoy en día. Además, dichos terrenos se encuentran en el corazón urbano y social de Langreo por lo que hablamos de un espacio central cubierto de baldíos industriales como Nitrastur, Felguera Melt o la central térmica de Lada, entre otros.

El mes de julio comenzaban los derribos en la antigua factoría de Nitrastur, cerrada desde 1997. Se tiró un antiguo almacén y se prevé que Iberdrola continúe con la descontaminación del suelo. Pero, como aseguran desde el Conceyu pola Transición Xusta, Nitrastur “es solo una parte porque después tenemos los suelos de la antigua térmica, todos los suelos que van hasta Barros y también hasta Sama. Todos son baldíos industriales y no todos propiedad de Iberdrola”.

Es importante prestar atención a los errores del pasado y aprender de ellos para decidir qué hacer con todos esos terrenos. Ahí reside la importancia de un proceso participativo y transparente con los vecinos y vecinas de Langreo en el que se lleven a cabo soluciones para futuros usos en ese 25% de la zona. Dentro de esos objetivos tiene que estar presente la recuperación urbana y ambiental, prioritaria para la transición justa, para lograr por fin frenar esta sangría poblacional.

Por ello, a juicio del Conceyu pola Transición Xusta, la actuación prioritaria debe ser planificar. La elaboración de un plan estratégico para la recuperación de los baldíos industriales y las áreas degradadas en los distritos de La Felguera, Lada y Barros (Langreo), donde el 24,4%, casi la cuarta parte del suelo urbanos, son espacios baldíos y degradados, según el informe del INDUROT realizado en el año 2019.

Atendiendo a las propuestas del INDUROT en dicho estudio previo, el Plan Estratégico debería tener el enfoque siguiente:

Objetivo general

Establecer las principales líneas de actuación que contribuyan a la regeneración de Langreo y estimulen su transición a un nuevo modelo urbano, a través de propuestas para recuperar e integrar baldíos industriales y espacios degradados del municipio, promoviendo un proyecto común de ciudad.

Objetivos específicos

  •  Orientar el desarrollo de un proyecto de ciudad, abierto y colaborativo.
  •  Corregir las deficiencias ambientales y urbanísticas.
  •  Construir una imagen de ciudad saludable y sostenible.
  •  Generar espacios de oportunidad para el empleo y el desarrollo.
  •  Mejorar la calidad de vida de los ciudadanos de Langreo.
  •  Impulsar la gobernanza y la participación ciudadana.

Principios orientadores

  • Recuperación del Nalón para la ciudad como proyecto motor.
  • Proyecto compartido a través de la participación.
  • Colaboración interadministrativa, interinstitucional, público-privada y social.
  • Diseño urbano racional y sostenible que ayude a reconfigurar la ciudad.
  • Soluciones adaptadas a las necesidades y demandas locales

Por último, al tiempo que se debería priorizar la intervención de recuperación del área antes señalada, debe ser un objetivo a lograr la generación de empleo (dos empleos por cada uno de los perdidos con motivo de los cierres de 2018). Tanto la recuperación urbanística y ambiental como la generación de empleo, deben ir orientadas a corregir la sangría demográfica que asola a las Cuencas Mineras, provocada precisamente por la falta de puestos de trabajo y la dominancia de un paisaje urbano, degradado, indeseable y con poco atractivo tanto para invertir como para vivir.

 

Transición Justa y beneficios de la regeneración urbanística y ambiental

El primer beneficio destacable es la creación de empleo de manera inmediata. Como ejemplo, según estimaciones relativas a las “Propuestas para la regeneración de baldíos industriales y espacios degradados en el municipio de Langreo”, elaboradas por el INDUROT de la Universidad de Oviedo, sólo la intervención de recuperación de suelo en los distritos langreanos de La Felguera, Lada y Barros, supondría la creación de más de 2.900 empleos en 8 años y una inversión de 150 millones de euros.

Otros beneficios económicos que se derivan de la reparación del daño medioambiental causado, son los que se derivan del saneamiento, el cual una vez finalizado conlleva una revalorización urbanística. Si la presencia de contaminación actúa como factor de disminución del valor del suelo, el saneamiento incide positivamente en la revalorización del territorio.

Atendiendo a los beneficios urbanísticos, la restauración ambiental de antiguos asentamientos minero-industriales contribuye a corregir disfunciones y desigualdades en la trama urbana existente, ayudando a “cicatrizar heridas” abiertas en el tejido urbano. Asimismo, supone la devolución de áreas previamente urbanizadas y aquejadas de importantes problemas estructurales que marcan negativamente a las comarcas exmineras como territorios en declive.

En cuanto a los beneficios ecológicos de la restauración ambiental y regeneración urbanística pueden ser muy importantes. Desde la recuperación de los ríos como elementos tractores a la consecución de una densa red de espacios verdes, carriles-bici y sendas peatonales.

Asimismo, la regeneración urbanística es una importante oportunidad para incorporar la perspectiva de género al diseño de los nuevos espacios urbanos, haciendo de las Cuencas un lugar innovador y de excelencia para vivir. La perspectiva de género ha de ser obligatoria, pues el modo de vida no es igual para una mujer de 80 años que necesita un caminador, que para un joven de 20 años. La planificación urbanística actual responde a la lógica patriarcal y favorece la opción “varón-joven”. Es una debilidad que hay que corregir.

Por último, la regeneración urbana y ambiental debe ser la ocasión para proceder a la rehabilitación «integral» de viviendas y, en particular, de los barrios de vivienda social. Generar una importante oferta de «vivienda pública de alquiler», como factor de fijación y atracción de nueva población.  Promover una oferta residencial con valores singulares, adaptada a las necesidades de las personas mayores (accesibilidad) o con discapacidad funcional.